sábado, 31 de octubre de 2009

Odas de origen


Oda durazno


Pal Negro González Evangelisti


En el asiento de atrás... Tengo 8. cinco de esta mano y tres de esta, miráa ma los tanques... la llama del zoológico levantaba la cabeza. Luego está esa P, que bajo juramento el Rodri confabulara a dos mujeres, que era la P del Pocho Ormaechea, que perdiera la bandera de los treinta y tres jugando al Mus en el Wanderers con el Sapo Pikinela y el Carozo Robano. Voy re conociendo una imagen tras otra pero no es hasta que voy entrando por Oribe y llega a mi nariz el olor de siempre de Durazno, el cual me sería imposible transmitir su familiaridad, me fusiono, sale el sol en mi interior...

Recordando encuentros y presagiando como redoblante de orquesta el próximo abrazo, miro como un niño cada pequeño cambio, sin acordarme de la herencia del sentimiento triste del pasaje del tiempo, a donde llevará esa idea?

Confabulamos y mitificamos, historias gloriosas del bar 19, comidas en el camping, festivales, bailes en la criolla con vuelta caminando a sol saliente por la Churchill. Me cuentan frente a un fueguito, acompañado de algún chori de mezcla picantón, que el Flaco se hizo amigo de Robert Pires, y lo hizo hincha de Esportivo Yi, la foto lo comprueba.

A los tapes, la declaro tierra madre de de mis sentimientos de conexión con la tierra, de mis relaciones con los perros, gatos, caballos, gallinas. No podría sin vos haber amado ni al folklore, ni el arte de vida rural, ni orgulloso los inviernos con el Poncho del Tata Ernesto. Creo que también puedo regalarte mi recuerdo del aroma fuerte de los eucaliptus y de la tararira gigante que pescó lucía con aparejo en el arroyo. De Maestre de campo llevo un cordero que hizo Martín en el galpón, el pánico que sentí yo gurí de ciudad cuando vi mi primera víbora, de los dulce leches que se cortaban fruto del sabotaje. De San Borja alabo al perro que se quebró jugando al fútbol.

Señor Río Yi,

Le escribo estas líneas para agradecerle, permitirnos tirarnos de la rama de sus gigantes árboles, sin lastimarnos, por pasar suave por la represa haciéndola un tobogán, por ser calmo. Si bien es cierto que ha tenido sus exabruptos ultimamente, si nos sinceramos yo no lo sufrí tanto si no tal vez le escribiría otras líneas. Le pregunto sin ánimo de entrar en intimidades si usted continúa conservando el afecto por el puente viejo, el que habla madera cuando pasan los autos. Se el breve malestar que le causó su llegada, también al respetuoso compañerismo que han mantenido en estos años. Saluda afectuosamente, su servidor


Golpeo la mano de hierro en el zaguán de las tías, encuentro a Nélida con su linda melena rubia, siento aunque no me dice.. que hecha de menos a Mary, fue la persona que más veces vi reírse a carcajadas en mi vida, con sonrisa derramo lágrima sobre esta hoja.

Durazno no concluyo, dejo abierto para que vos gente, lugares, historias, colores, sigas tu propia poesía...

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