lunes, 20 de setiembre de 2010

Sierra de Córdoba, Chamanismo, Ciudades intraterrenas

Salí a dedo a la sierra con rumbo posible a San Marcos Sierra, La Rioja, Catamarca o cualquier lugar que se llegué en camión desde una estación en los suburbios de Córdoba. Tenía destino en San Marcos Sierra, o eso parecía ser un posible destino. En la estación me levantaron bastante rápido llevándome hasta Cosquin a un puente donde pasaba un Río que bajaba por las piedras de los cerros. Ahí desplegué guitarra y comencé a tocar, es posible que cuando vean la guitarra se incrementen mis chances de ser llevado, de hecho ahora que lo pienso cuando estoy en la ruta soy como un dedómetro continuo analizando movimientos de autos, reacciones mías y ajenas ante imagen, gestos y disposición de objetos.


Hice un dedo del cual me gustaría recordar cara, nombre imposible, que me llevó hasta la Falda. Paseando por regiones serranas que elevan el espíritu del viajero. En la Falda me clavé como 3 horas, que después resultaron ser estratégicamente vitales. Ya muerto de hacer dedo en una estación en la que de rato hacía dedo y escribía el navegante (pequeños autobomobos subliminales sublinguales como este son esenciales para la promoción propia) en los tiempos libres. Pregunto a un auto y me dice no voy pa donde querés ir pero te arrimo a un lugar me dice hasta ese momento un buen valor de ahí. En el camino hasta la casa charlando me dice que es de Couch página por la que a veces me aloja gente muy macanuda en mis viajes, dispuesta a abrir su hogar hasta ese momento desconocido, para transformarlo en un amigo. Y cuando me estaba por bajar le digo, Che y vos no te animás a alojarme hoy de noche, lo agarré medio sorprendido, - bueno dale-.


La casa del Mati es en la Falda de un cerro, un lugar donde uno se olvida de las luces de neón en un marco de madera duende para charlar y cliquear de energía urbana a serrana. Mati es un amigazo con la complexión corporal del hormiga Alzamendi pero más robusto, siempre dispuesto a la sonrisa y a cualquier propuesta culinaria, agraria o existencial. Vive con tres perros y un bosque. El Mati vive hace como 30 años en La Falda, nació en Rosario pero a los ocho años sin decirle nada lo sacaron los viejos en una frazada en y salieron a la ruta directo a las sierras de Córdoba refugio de muchos, cuando había un puesto policial, se terminaba la carretera y el camino era el campo traviesa. Su casa fue un lugar que luego en el viaje sería base en 3 ocasiones, las dos veces que jugué al frontón en mi vida fueron acá, en un viejo hotel. Que deportón el frontón, me encantó, cada paletazo es un fogonazo de energía lanzado por el brazo, una especie de aduken. Al otro día lo ayude a transplantar a maceta unas canás, uno de las varias prácticas agrarias de este viaje. Descansé mucho, hay veces que uno no sabe porque está tan cansado, que quiere dormir un sueño fantástico, donde el cuerpo se regenere a la par del mundo haciéndose un lugar que de gusto habitarlo, levantarse conectado al devenir de la materia. Esto sucedió y el mundo brilló como el sol de la mañana bañando despacito a los cerros.
El Mati y su compañera Luna madre de Osa.









Me fui a Capilla del Monte a la casa de un chamán que era el suegro de Marcelo, un amigo músico de La Falda al que conocí una noche. Apenas llegué cargado comencé a dirigirme con las mochilas para el Faldeo, lugar donde están la mayoría de las casas naves.







La Toma (Capilla del Monte)



En camino paré en una casa donde había una pareja sentada sobre un mantel violeta con llamitas, seguramente procedente de Bolivia, me invitaron con un vaso de agua, luego con unas galletitas con semillas de lino y un mate. Marisol y Catriel son una pareja de esas que resplandecen con luz unitaria, Mari profesora de yoga, cada vez que me veía me convidaba con algo como esas tías, madres y abuelas entrañables que nos demuestran el amor dándonos de comer, creo que algo de eso también herede en mi gusto por la cocina. Catriel luego de algunas charlas ese día y el siguiente, reveló conceptos bastante novedosos para mi, el lenguaje Irdin lenguaje que hablaban los primeros visitantes que llegaron a la tierra, este lenguaje que toma las frecuencias que irradian los objetos sería una de las raíces de los primeros lenguajes como el sánscrito, también habría influenciado el griego antiguo y el latín. Las ciudades intraterrenas, ciudades que se encuentran bajo ciertos puntos de la tierra, Erks que es una de ellas se encuentra bajo el cerro Uritorco que queda en Capilla del Monte donde me encontraba ahora, aquí un mapa. Las frecuencia solfeggio, frecuencias sanadoras, conocidas por los monjes practicantes del canto gregoriano, se asocian a la frecuencia de cada órgano, por el efecto de resonancia un sonido hace resonar otro a la misma frecuencia, cuando un órgano está enfermo modifica la frecuencia, volverlo a la anterior es un camino a la sanación.



Esta pareja amiga me regaló una chakhana o cruz andina que ahora llevo en mi cuello y representan entre ortas cosas El principio de la correspondencia; la relación vertical entre la parte final superior e inferior de la figura; el principio de la complementariedad; la relación horizontal entre la izquierda y la derecha; el curso cíclico del tiempo: las extremidades de la figura en conjunto forman una rueda que gira.



Fui con un titiritero Entrerriano que se llamaba Carlos que luego visitaría para conocer a esos personajes y su mujer poetisa, veterano artistas de la vieja guardia. Aquí probaría las tortas con harina de algarroba, una harina dulce extraída de la vaina de este árbol. En su juventud viajarían en una combi floreada por la Argentina y América.


Luego subí un poco más las calles de tierra y me encontré con un veterano al que le pregunté si se llamaba Eliseo y me dijo que si, iban para el pueblo con su pareja Marina ser dulce que habita la falda del uritorco. Eliseo es un chamán que fabrica instrumentos con madera que recoge por la vuelta, desde djembes hasta tambores guerreros, charangos, flautas, quenas, shakuhachis (flautas japonesas). Con él compartí muchísimas charlas, comidas y por último un taller de chamanismo donde a través de música me llevo a hacer un recorrido por asuntos vitales luego de que Mariana me llevara a un estado de relajación total a través de algunos ejercicios de yoga.


En su casa reinaba la oscuridad por la noche, casi sin luces y la luz casi total por el día entrando por todos los rincones, allí coloqué mi carpa de forma que veía la luna salir por el Uritorco y la podía observar casi toda la noche, de día los primeros rayos del sol entraban a calentar mi hábitab y a llenarme de energía.
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sábado, 11 de setiembre de 2010

Cordobeando la vida. Guasos Culiá

Córdoba una ciudad donde los monjes de piedra lloran, suena un arpa en las calles céntricas y por sobre todo no se le debe disparar a los autos.





Llegué a lo de Facha muerto después de tomarme dos ómnibus,  deseando que hubiera alguien en su casa porque no me había podido comunicar con él. Siempre predico con ir ligero de equipaje porque como dice Alfredo son más largos los caminos pal que va cargau de más, pero en este viaje llevo demasiada cosa lo unico indispensable es pantuflas, sunga, bermuda y abrigo.
 
Cuando hablé con el Fabri me dijo que tocaban en un teatro, así que a la hora indicada me tomé el ómnibus y arranqué a ver mi riojano amigo, al que siempre le digo que vengo a Córdoba a escucharlo cantar, ya que su voz y pasión pa canta ha sido uno de los responsables de mi amor por la chacarera y la zamba, uno de esos guitarreros que siempre está dispuesto a hacerla sonar todo el tiempo que las amistades y el corazón lo pida. También a todo esto que el Fabri cantaba, Dahiana su pintoresca y picaresca novia me enseñaba algo que todo ser que entre a la Argentina debe saber, bailar una chacarera. Por ahí en su repertorio salió un joyita que pedí que me la repitiera todas las veces que lo vi con una guitarra, Biromes y servilletas de Maslíah, nunca se la había visto tocar a alguien.

Por otro lado está el Facha Fata  Fatala violero antológico de cualquier roda, una aire a Omar Shariff en sus otomanos ojos, experimentador de todo estilo que esté a su alcance, bailador de cuarteto de musculosa blanca como introvertido soleador jazzero en un tema de Charlie The Bird. Nómade de ciudad, en continuo movimiento, siempre con el pincel pronto.



El Fabri mirando alto duelo de Winning Eleven entre Lucho y Facha, atrás Miles Davis se lamenta de un gol errado 
En Córdoba se da algo que debe ser una tendencia más general pero yo la comencé a ver en Enero de este año, las movida cultural gitana principalmente musical, los Dj gitanos como el Javi, también conocido como Chico Parany (en el mítico mundo de la realidad) cuando se sube al set, otro de mis (contrario de huésped) de mi casa Cordobesa. Música Partisana y cumbia colombiana, en esta oportunidad me regaló un pantalón gitano de antología me tienen que ver, en el cielo con la alfombra voladora. Al javi ya le corté el pelo dos veces en este año,  la primera vez le hice una gota que podía interpretarse (más de mi agrado por cierto) como Africa, con el Sur contra la frente. Porque también soy peluquero, y corto el pelo gratis, así que cualquiera puede pasar por casa, pero con el merecido respeto a tan milenaria profesión. Si alguien tiene el cepillo blanco con talco se lo compro.   

Ahora se sumó el animal del Dani un máquina Brasileña de absorción de conocimientos, doc de Gestalt Cultural o Gestión Cultural, que está mas o menos en todos los proyectos que se mueven en Córdoba y si no está quiere estar, y multiplica el tiempo hasta límites desconocidos.

Lucho Dalbo porteño casi de caricatura, soñador cada día un sueño distinto, dos tablas en dos hicimos con un Gancia en el Porche (gran palabra, salve Porche!) mientras un tal chiquito Torres que andaba con un amigo mudo y hacía sus cuentos heroicos, entre toda la verborragia rescato, “porque lo que tiene que habe en un baile son buenos cuulo, sin eso no hay nada” en 100 años proverbio popular.

Por ultimo mi amigo y primero que nos recibió en nuestra primera experiencia dedística con Caíto en el 2007 nuestro querido amigo Chino, muy recordado por un extraordinario guiso de arroz que me llevó al conocimiento del comino. Tucumano sangre originaria entre otras, bailarín folklórico, un tipo para charlar días seguidos.



Con él fuimos a la Peña en la Ciudad universitaria, donde estaban los otros gurises. Probé mi chacarera, la baile decorosamente para dejar el apellido en lo alto. También se me vió en algún trencito manejando la locomotora. Yo estaba un rato con el Chino otro con el Facha, Fabri, Pelado, Burbuja, Chicho  y Lucho Dalbo en el medio me lo encontraba, hacía tiempo que no veía a alguien encararse tanta mina, lo que se podría decir deskarado con K, como el disco de la Vela, no esperaba que la que no le dio bola se fuera para encararse la siguiente, sin ese tiempo perdido llegaba a la casi totalidad de mujeres conversadas. Otra imagen es el Chino bailando una zamba con la pasión puesta en el pañuelo y la mirada, y el Facha cantándole a uno de los cantantes en gran estadio etílico “Y Ya lo ve, y ya lo ve es del Folklore el Luis Miguel”. Luego vino Rúben Patagonia un guaso (hombre en Cordobés) indígena de la Patagonia muy conocido con sus canciones, ayer anduve en un auto en el que escuchábamos un tema con Iorio y Gieco, por lo que parece que el hombre es respetado.

Por último me hice muy amigos de dos valores tomando un mate en una plaza, cerca de la casa de los gurises, una plaza donde se ve todo Córdoba desde arriba que se llama Parque de las Naciones, también visité el Parque Sarmiento con el Lucho Dalbo estábamos buscando unas ceremonias con instrumentos de vientos largos y tambores que nunca encontramos, por lo que nos comimos unas mandarinas y charlamos.

Última noche nos fuimos para la casa del Ruffo Cruz que con su bandoneòn acompañado de la batería de tachos de Nicolino Noches, un rico saxo y la viola de Fatala, se tocarían ese Hip Tango Chicano Hop, Hip Tango Chicano Hop, Hip Tango Chicano Hop, que la medusa que degusta flor sagrada sabe aprovechar. Me llevé un souvenir para el viaje.



De Córdoba no recordaré más cosas, días de Paraganjah y con Flor quiero.
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sábado, 4 de setiembre de 2010

De Rosario a Córdoba cuantas leguas quedarán?

De Rosario a Córdoba puse dos días aunque no son tantos kilómetros, salí de Rosario en Bondi hasta una estación de nafta en las afueras, ahí no pasaba ni el loro, aunque aproveché para comprar unas barras de azufres ya que he estado un poco contracturado (cargué de más la mochila, clásico error de viajero). Una de las búsquedas en este viaje una postura sana de columna, cuerpo y vida. Ahí me tomé un ómnibus hasta Funes, donde estuve prácticamente tres horas, sin que me levantara nadie ya que la estación quedaba en el medio del pueblo y nadie iba para allá, aproveché a tocar bastante la guitarra. Entré a una panadería a comprar algo de comer, me quedé charlando con las panaderas, que me regalaron el almuerzo dando un envión anímico necesario en el poco fructífero día de dedo, horas de sol y aburrimiento siempre dan lugar a pequeñas emociones positivas.


Bondi hasta Roldán 7 km, y a los semáforos, ahí me levantó un repartidor de golosinas, que vivía en Carcarañá,  me contó de las fumigaciones que se realizan con agroquímicos, y de cómo ha traído cáncer y malformaciones, “El agua es intomable, la gente parece dormida” decía. Me acordaba de los primeros viajes que hice sin padres con permiso de menor fuera del país a jugar al Básquetbol a Carcarañá, los encuentros de minibásquetbol donde había gurises de toda América. Nos quedábamos en casas de chiquilines de ahí. En una oportunidad me quedé en una casa muy humilde, hecha de chapa, creo que fue mi primer contacto con la pobreza económica, allí le pedí al Troco (legendario profesor de básquetbol y de valores) que me cambiara, a lo que recibí una negativa muy instructiva que con el tiempo tomó un interesante valor. La anécdota me fue recordada unos años atrás por gente del Club Malvín porque parece que yo le decía "Pero troco en el baño hay moscas", hoy por hoy uno sabe que donde el corazón es grande, uno se siente en su casa, y que hasta en el Palacio de Versalles uno se puede sentir un perro solitario.

En Carcarañá terminando la tarde, la pistera que ya era amiga luego de estar un rato ahí charló con un camionero y le dijo que era el primo  General Roca, chequeada de mails y atrás tenía un camionero, “Disculpá soy uruguayo, periodista y estoy haciendo un viaje por Argentina, yendo para el norte vos por casualidad no vas para Villa María”, vamo arriba dijo. Ese es mi discurso base, después hay variaciones acorde a la circunstancia, he sido biólogo, científico, cineasta y maestro, disciplinas relacionadas conmigo de alguna forma u otra.

Llegué a la estación dejé las mochilas al cuidado de los empleados y me fui a comer a un parador donde me comí un platazo de tallardos con tuco estofado, salí casi rodando ya que estoy con el estómago bastante chico ya que como poco en ruta y en viaje en general. Cuando uno puede controlar esas necesidades se hace independiente y capaz de internarse en lugares agrestes con pocas provisiones.

Desde la primera vez que andaba por las rutas argentinas me llamó la atención los altares rojos repletos de banderas rojas, velas y ofrendas. Estas ofrendas son destinadas a Gauchito Gil, un héroe de los pobres, un Chueco Maciel, un Robin Hood, un gaucho matrero que robaba a los ricos para darle a los pobres de Corrientes. Los camioneros lo reverencian y le prenden una vela, como la tradición de los arrieros  de los que descienden les dicta. La otra deidad de la ruta es la Difunta Correa, se suelen encontrar altares con fotos de ella e infinidad de botellas de plástico con agua, fue una mujer que murió en el desierto yendo de San Juan a la Rioja a buscar a su marido que peleaba en la guerra, muere de sed pero logra salvar a su hijo protegiéndole del sol y dándole la teta que se mantuvo con leche hasta que fue encontrado vivo el bebé.



Como no tengo reloj cuando duermo en las estaciones, me despierto y me levanto generalmente a las 5 de la matina, ese día me desperté y miré el reflejo de la luz de neón en la carpa y me pareció ser día pero eran las 3 y media de la mañana, aproveché pa pedir a un camionero, que se ofreció a llevarme a Córdoba, dentro de una hora, me senté a esperar y me vi la peli del cirujano negro que pasa de ser ayudante de cirujano a médico de primer nivel, cuando terminó el camionero que masticaba coca sin parar me hizo seña y me llevo a destino.
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